Te demostramos que las casualidades existen

Muchas personas no creen en la existencias de las casualidades y pretenden buscar una causa razonada a todo lo que ocurre en su vida. Sin duda, en la mayoría de ocasiones, todo sucede en este mundo por una razón. Pero siempre nos encontraremos con cosas a las que no podemos dar una explicación lógica.

Los aficionados a la historia pueden darnos muchos ejemplos de coincidencias curiosas que se han producido a lo largo de los siglos, y que nos hacen pensar que deberíamos empezar a creer en las casualidades. Para este fin de semana les presento varias historias curiosas sobre las casualidades de la vida. La fuente como siempre al final




  • Dos de los presidentes más carismáticos de la historia de los Estados Unidos tuvieron muchas coincidencias curiosas a lo largo de su carrera, aunque vivieron en siglos distintos. ¿Sabías que tanto Abraham Lincoln como John F. Kennedy perdieron un hijo mientras eren presidentes? ¿Y que ambos murieron asesinados de un tiro en la cabeza? 
  • Otra casualidad muy significativa, a la vez que trágica: dos hermanos murieron en las islas Bermudas con una diferencia exacta de un año y en las mismas condiciones: conduciendo la misma motocicleta y atropellados por el mismo conductor. 
  • ¿Has leído ‘Vanidad’, una novela del siglo XIX escrita por Morgan Robertson? Sus semejanzas con la que luego fue la historia real del mítico naufragio del Titanic son escalofriantes. 
  • Una serie de casualidades en torno al histórico atentado de las Torres Gemelas de Estados Unidos. ¿Te has dado cuenta de que muchas de las palabras relacionadas con esta tragedia tienen 11 letras? Cuenta las de New York City, Afghanistán y George W Bush, por poner solo unos ejemplos. 
  • Una bala mató a un hombre 20 años después de haber sido disparada con este objetivo, aunque parezca imposible. La explicación es sencilla: nadie se dio cuenta de que quedó incrustada en un árbol y, cuando se dinamitó, la bala explotó. 
  • El Mayor Summerford fue un oficial del ejercito británico que a principios del siglo XX recibió dos descargas graves de un rayo. Su desgracia no quedó ahí: años después de morir también cayó un rayo en su tumba. ¡Más mala suerte, imposible! 
  • Otra curiosidad impresionante: un globo recorrió más de 200 kilómetros después de que una niña lo soltara en su jardín. Fue a parar a las manos de otra pequeña de su misma edad y que se llamaba igual que ella: Laura Buxton. 
  • Hugh Williams es el nombre de un viajero del siglo XVII que sobrevivió a un naufragio en el que murió todo el pasaje de un barco. En el siglo XVIII y XIX se produjeron dos naufragios más en los que se salvaron otros pasajeros con su mismo nombre. ¿Una garantía? 
  • A Anthony Hopkins le ocurrió una curiosa coincidencia: intentó comprar una novela para un rodaje y no la encontró en ninguna tienda de Londres. Cuando se cansó de recorrer las librerías se sentó en un banco y se encontró, nada menos, que con la obra original del autor. 
  • Una fotografía curiosa: en 1914 una mujer alemana dejó la placa de una fotografía de su hijo para que la revelaran en una tienda de Estrasburgo pero no la pudo ir a buscar porque estalló la I Guerra Mundial. Dos años después, compró una placa para fotografiar otra de sus hijas recién nacida en Frankfurt y le vendieron la misma. 
  • ¿Otra casualidad increíble? En un hospital de Australia nacieron a la vez dos niñas, cuyas madres ingresaron prácticamente a la vez. Ambas se llamaban Carole Williams y celebraban su cumpleaños ese mismo día.