Según Reuters, la tecnología de los chips se compró a Proteus, la empresa de biomedicina de Redwood City por 24 millones de dólares.
“Los chips ingeribles de la startup se activan por el ácido estomacal y envían información a un parche que está adherido a la piel del paciente, y puede transmitir datos a un smartphone o mandarlos desde Internet a un médico”.
Proteus ofrece más detalles sobre la naturaleza de sus “ingestible event markers” o IEM, por sus siglas:
“Los IEM emiten una señal digital privada con muy poca potencia detectada por un grabador microelectrónico configurado como si fuera una pequeña tirita o un pequeño dispositivo insertado en la piel. El detector, descifra y graba información de los tipos de medicamentos, las dosis, el lugar de fabricación y también mide e informa sobre parámetros fisiológicos como el ritmo cardíaco, la actividad y la frecuencia respiratoria. Los datos se pueden combinar a nivel de servidor con otros parámetros medidos a distancia como la presión sanguínea, el peso, los niveles de glucosa en la sangre y el feedback generado por los pacientes.”
Dado la gran cantidad de datos que se pueden reunir, el responsable global de desarrollo, Trevor Mundel dice que la compañía cree que llegará a cubrir muchos tipos de necesidades médicas.
Un posible obstáculo para la aprobación de esta tecnología es la privacidad, debido a la posible facilidad que pueden tener otras personas para leer la señal del paciente. Europa suele mostrarse más exigente con respecto a la aprobación de los dispositivos con riesgos de privacidad, por lo tanto la aprobación no es un hecho consumado. Si Europa lo aprueba, será más fácil que se extienda a otros mercados, como por ejemplo el de Estados Unidos, donde la investigación de todo tipo, y en concreto la rederida a la medicina, tienen una posición líder a lo largo del globo.
Fuente: ReadWriteWeb
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