Se trata de una apuesta cuanto menos arriesgada. Mientras que en el mercado japonés las cámaras sin espejos hacen furor y ya representan más del 30 por ciento del mercado total, en Europa y Estados Unidos parece que necesitan un empujón. De hecho en el país americano tan solo representan un 10 por ciento del total de ventas de cámaras de fotos con modelos de lentes intercambiables.
Como bien expresa su nombre, la diferencia entre las clásicas DSLR y las actuales micro cuatro tercios es la carencia de estas últimas de un sistema de espejos. Esta diferencia se nota en varios aspectos: desde el minimalismo del diseño, reduciendo su tamaño, hasta la reducción del peso. Y todo ello gracias a la mejora de la tecnología mediante sensores que cada vez están más desarrollados y captan mejor las imágenes.
Ambos nuevos modelos disponen de un sensor de 10,1 megapíxeles CMOS que también graba vídeos. Además, las cámaras permiten hacer vídeo en modo slow-motion y alcanza los 10 fotogramas por segundo en el modo de fotografía en ráfaga.
Según han explicado en Nikon, las cámaras empezarán a venderse a partir de octubre y costarán alrededor de 900 euros, aunque su precio final dependerá de cada país.
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