Para llevar a cabo el estudio el director de la investigación, Robin Dunbar, dividió a los voluntarios en dos grupos distintos. El primero de ellos disfrutó de vídeos de humor ("Los Simpsons", "Friends" o "South Park") durante 15 minutos mientras que el segundo grupo vio programas más aburridos, vídeos neutrales. Posteriormente se les sometió a pruebas de dolor para ver hasta donde podían soportar el sufrimiento: por ejemplo, poniéndoles bolsas de hielo en el brazo hasta que no pudieran aguantar más.
El resultado fue, cuanto menos, llamativo. Aquellos que se habían tronchado de risa previamente fueron capaces de resistir el dolor más que quienes habían visto proyecciones menos divertidas.
Además los investigadores han querido destacar el papel de los distintos tipos de risa, pues no todos provocaban el mismo efecto. Mientras que la risa simple y llana no tiene ningún efecto analgésico, las carcajadas sí. Y es que estas últimas liberan endorfinas que, según demuestra este experimento, además de generar un estado de euforia, calman el dolor.
El estudio ha sido publicado en la revista técnica Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences. Como explicaba otro de los autores que previamente había estudiado el poder de la risa en su estudio "Reír: una investigación científica", Robert R. Provine, neurocientífico de la Universidad de Maryland, "se trata de una contribución significativa" al estudio de este fenómeno fisiológico tan habitual: la risa.
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