Durante un día normal, al finalizar una conversación telefónica como cualquier otra, Aron Embry, residente de Texas, EEUU, escuchó un "pop" y sintió que algo le bajaba por la cara. Resulta que su Motorola Droid 2, adquirido sólo dos días antes, había explotado, y dejándole un buen corte que requirió cuatro puntos de sutura. Un caso tan extraño como difícil de manejar; Motorola dice que sus productos son "diseñados, fabricados y probados para cumplir y exceder los estándares internacionales", y que se pondrán en contacto con la víctima para investigar lo sucedido.
No nos queda claro si lo que explotó fue el altavoz, el vidrio, o algún otro componente, pero sea como sea, confirma nuestra teoría de que usar un kit manos libres siempre es más seguro. Ya decían nuestras abuelas que los teléfonos los carga el Diablo...