Y en este caso podemos hablar con toda propiedad de un perro que vale un tesoro, porque el simpático can que aparece en la foto ha sido adquirido tras pagar su nuevo propietario más de un millón de euros.
Ese perro con tanto pelo de la foto es un cachorro de mastín tibetano.
Conocido también como Do-khyi aún no ha cumplido un año y ya mide casi un metro de altura y pesa casi 90 kilos. Pero no es tan caro porque lo hayan vendido al peso sino porque su raza, ya de por sí exótica, ha reunido en este ejemplar un compendio de genes extraordinarios, un pedigree intachable.
El satisfecho vendedor ha asegurado que además de la abultada suma el criterio para decidirse a desprenderse de tan hermoso ejemplar ha sido que ha visto amor en el nuevo propietario, que seguro que no tarda en recuperar la inversión convirtiéndole en un semental. Qué vida tan perra.
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