Radiación
Los átomos pueden volverse radiactivos cuando están inestables. Elementos como el uranio, que se usan comúnmente en las plantas nucleares, no tienen una forma estable en la naturaleza y son siempre radiactivos. En este estado, los núcleos de los átomos pasan por un proceso de desintegración, durante el cual se libera mucha energía. Esta energía incluye rayos gamma, neutrones, electrones y partículas alfa y beta que son disparadas a través del espacio.
Dependiendo de la dosis de radiación que reciba la persona, el efecto puede ir desde daños leves a la piel, vómitos, caer en coma y hasta la muerte. La radiación daña el ADN de las células, pudiendo tener efectos como mutaciones o generar cáncer. Algunos de estos daños pueden ser recuperados, mientras que otras veces no.
La radiación no afecta a todas las personas de la misma forma, y el efecto está determinado por la dosis, el tiempo de exposición y la distancia a la fuente de la radiación.
¿Qué material es el que está saliendo de la planta de Fukushima, y qué efectos tienen?
Distintos combustibles nucleares pueden producir diferentes elementos radiactivos, con diferentes efectos tóxicos. Por el momento se cree que gases como el xenón y kriptón se estarían liberando, junto con isotopos de yodo 131, cesio, estroncio, telurio y rubidio.
El xenón y kriptón no son absorbidos por el cuerpo, de modo que tienen poco efecto sobre la salud. Sin embargo, el yodo y el cesio sí son más dañinos.
La tiroides humana absorbe yodo para crear hormonas. Si la glándula comienza a absorber yodo 131, que emite rayos beta, puede dañar el ADN causando cáncer de la tiroides. Después del desastre de Chernobyl en Ucrania en 1986, más de 6.000 personas desarrollaron cáncer a la tiroides, probablemente por beber leche contaminada cuando niños. Por alguna razón desconocida, el yodo 131 no parece afectar a los adultos.
Las autoridades japonesas repartieron pastillas de yodo para los niños ante esta emergencia. La idea es saturar a la tiroides de este elemento de modo que ésta no absorba el yodo radioactivo.
Por otro lado tenemos al cesio 137, que es mucho más difícil de erradicar que el yodo. Los niveles ambientales de este elemento todavía son altos en Europa después de Chernobyl. En algunos lugares de Inglaterra está prohibido comer ovejas, mientras que en otras partes no se pueden comer los hongos. La exposición al cesio no ha sido relacionada directamente con un problema de salud en específico, aunque puede provocar náuseas, vómitos, hemorragias y daños celulares dependiendo de la concentración y tiempo de exposición.
El estroncio, en tanto, es absorbido por el cuerpo como si fuera calcio, y se deposita en los huesos por años, irradiando al organismo desde adentro, causando cáncer u otros problemas de salud.
Otros isotopos pueden demorar miles de años en desaparecer del medioambiente, contaminando en ese tiempo la tierra, a los animales y las plantas, lo que es uno de los peores efectos de estos accidentes.
Los que están más en riesgo en este momento son los trabajadores de la planta de Fukushima, que están muy cerca de la fuente de radiación y que podrían ser gravemente afectados por ésta. El resto de la población ha sido evacuada a distancias seguras.
¿Cómo se mide la radiación?
La radiactividad se mide en términos de cuántos átomos se desintegran espontáneamente cada segundo. Se han desarrollado distintos instrumentos para detectar distintos tipos de radiación.
Cuando se habla de exposición de personas a la radiación, la unidad de medida que se utiliza son los sieverts, que miden el efecto biológico en el cuerpo.
Los humanos siempre hemos estado expuestos a la radiactividad del ambiente, ya sea por fuentes naturales o artificiales. Como promedio, una persona recibe entre 2,4 y 10 milisieverts al año por rayos cósmicos, el sol y otros. Una persona que trabaja con material radiactivo recibe en promedio 50 milisieverts de radiación. Una radiografía de rayos X impacta con 0,02 milisieverts, mientras que una tomografía agrega 8 milisieverts. Ninguno de esos examenes dura mucho tiempo – con una exposición más prolongada podría resultar más peligroso.
También, aunque altas dosis de radiación pueden causar cáncer, en la terapia contra el cáncer se usa radiación en altas dosis, aunque focalizada en los tumores y durante poco tiempo.
Todavía es muy pronto para saber cuál será el efecto de la liberación de radiación de Fukushima, ya que no están todavía demasiado claros los niveles que hay en la atmósfera y no sabemos aún cuál será el desenlace de la crisis por la que está pasando la planta.
Fuente: fayerwayer
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