Leo en The Telegraph que cada pingüino Adelaida (Pygoscelis adeliae) -que, con el pingüino emperador, es una de las dos únicas especies de pingüinos que viven en la antártica- pacienzudamente busca las piedras más grandes que pueda encontrar para asegurarse de que su nido es lo suficientemente impresionante para eclipsar a sus rivales y atraer a una pareja.
Volviendo al robo de piedras, esto es lo que la grave voz -en off- de Sir David dice de los hechos:
En los próximos meses, los pocos parches de la Antártica que estén libres de hielo serán el escenario en el que cinco millones de pingüinos construirán sus nidos. Para construir uno, necesitan guijarros. Y sin un buen nido, un macho será incapaz de atraer a una hembra, cuando éstas finalmente lleguen. Una propiedad impresionante demuestra su valía como pareja. Son necesarias piedras de todos las formas y tamaños para construir un nido decente, y encontrar la perfecta no es fácil. Así que algunos pingüinos toman una vida de crimen. Al que han robado, parece no estar al tanto de que el ladrón está allí mismo y deseando más. El nido del ladrón está muy bien, probablemente porque él tiene un ojo especialmente bueno para los ladrones. Después de todo, para reconocer a un ladrón hace falta otro.
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